Recientemente se dio a conocer en el Hospital Carlos Van Buren de Valparaíso una grave situación que afecta a prácticamente todos los recintos hospitalarios públicos del país. Se trata de la falta de recursos financieros para la compra de insumos que permitan desarrollar las labores asistenciales, afectando directamente la compra de medicamentos, insumos clínicos, alimentos y otros elementos de primera necesidad.

Desde las y los trabajadores de la salud se ha dado una alerta urgente: el presupuesto para insumos simplemente se acabó, lo que constituye una grave situación que limita la atención de la población y, también, el desarrollo técnico y asistencial de nuestras y nuestros profesionales.

Esta situación tiene su raíz en al menos dos elementos principales. Por un lado, la falta estructural de presupuesto que es parchada con medidas de corto plazo por parte de las autoridades. Por otro lado, la decisión de la Dirección de Presupuesto del Ministerio de Hacienda de no permitir que se generen órdenes de compra en el sistema sin haber cargado los presupuestos en el SIGFE (Sistema de Gestión Financiera del Estado). Esto último ha generado que los proveedores no puedan despachar porque los hospitales no pueden generar órdenes de compra al no haber sido asignados los presupuestos.

Esta realidad ha llevado a que recintos como el Hospital Carlos Van Buren tengan que abastecerse de insumos facilitados desde instituciones no pertenecientes a la red pública como el Hospital Naval y la Clínica Reñaca.

Desde la Fenpruss consideramos que esta situación es inaceptable. Si bien recientemente nos alegramos de que el Ministerio de Salud haya adoptado medidas para el cierre de brechas históricas en personal e inyectado dineros que contribuyen a resolver en parte el desabastecimiento, esto no puede ser considerado como una solución definitiva.

Nos encontramos ante un problema estructural que tiene relación con la falta de financiamiento adecuado al sistema sanitario, con un gasto alejado de los estándares internacionales para el financiamiento del sector público, no así del privado, lo que consagra inequidades tremendas en el acceso efectivo a las prestaciones necesarias.

Asimismo, existe una total falta de previsión por parte de las autoridades y procesos poco adecuados para abordar estas situaciones oportunamente, evitando retrasos en el pago a los proveedores y el consiguiente desabastecimiento de los insumos necesarios para la atención de la población.

El país tiene recursos y, por lo tanto, no puede permitirse que se esté desfinanciando un ámbito tan crucial como la salud pública de Chile. Por lo mismo, hacemos un llamado a las autoridades a solucionar la urgente falta de insumos y trabajar en medidas de financiamiento estructural para no seguir precarizando la salud de todos y todas.

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