Nuestra Confederación Fenpruss, ve con preocupación los acontecimientos del paro en el Puerto de Valparaíso. Nos conmueve la angustia de esos trabajadores y sus familias.

Transcurridos más de 30 días del inicio del conflicto, entre  los trabajadores eventuales del puerto de Valparaíso y la concesionaria del puerto,  lejos de acercarse a una solución se ha ido agravando tanto en radicalidad, represión desmedida por parte del estado a través de carabineros, pérdidas económicas a terceros y extensión del mismo hacia otros puertos y sectores sociales en solidaridad con los trabajadores.

Se podrán sacar muchas cuentas de corto plazo, acerca de la falta de  manejo y cuasi prescindencia del gobierno, alegando que esto es un problema entre privados. Se podrá criticar el manejo sesgado del aparato estatal, tanto por las actuaciones de la Empresa Puerto de Valparaíso (E.P.V) o de la fuerza pública.

Salen a la luz la historia y trayectoria empresarial del grupo Von Appen, ligados desde siempre a los sectores más conservadores  y autoritarios de nuestra sociedad, permanentemente cuestionados por sus manejos como concesionarios de una infraestructura que es propiedad de todos los chilenos, e impermeables a las gestiones mediadoras tanto de la alcaldía como de los parlamentarios locales.

Pero más allá de todos estos matices, es sorprendente que el viejo y cuestionado decano, El Mercurio de Valparaíso, sea el que da en el clavo desentrañando el verdadero trasfondo de este conflicto, pase y lea un párrafo de su editorial de este domingo 16 de diciembre:

Los hechos de violencia, que concentran a su vez todas las violencias propias del modelo, no son -como dicen por ahí- un «chantaje» al Gobierno o a la empresa privada por un bono navideño más abultado, sino el hervor final de una caldera de descontento y precarización incubada por largos años en el Puerto y hecha carne en el citado segundo turno del día 16.

Más claro echarle agua, como trabajadores y trabajadoras de la salud, solidarizamos con quienes sufren formas violentas de precarización laboral, con contratos que duran por un turno, sin estabilidad laboral y mínimos derechos en un sector de la economía que concentra millonarias ganancias.  Manifestamos nuestra disposición a sumarnos a las muestras de apoyo concreto que el desarrollo del conflicto haga necesarias. Queda para seguir reflexionando el párrafo final de la citada editorial.

Esto, a diferencia de lo que dicen los expertos, no es un conflicto puntual como quizás sí lo fueron en el pasado Punta Arenas, Freirina, Coyhaique y hasta Quintero. Esta vez Valparaíso es el termómetro de las clases marginadas, el último bastión de nuestros propios e indignados Chaquetas Amarillas.

Fuerza a nuestras compañeras y compañeros portuarios

CONFEDERACION FENPRUSS

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