Si nos trasladáramos exactamente un año atrás, nos encontraríamos en pleno estallido social, un fenómeno que muy pocos vieron venir, sobre todo en el mundo de la institucionalidad y de la élite. Las y los dirigentes sociales, en cambio, intuíamos que  se acumulaba un malestar sordo y difícil de medir.

Largos años de destrucción del tejido social y pulsiones individualistas hacían difícil pensar que el movimiento tuviera una expresión más orgánica y una conducción visible. En ese ambiente de confusión surge el  acuerdo firmado por la casi totalidad de los partidos políticos con representación parlamentaria,  abriendo la posibilidad de dejar atrás la Constitución de 1980 y desatando un proceso constituyente  inédito en nuestra historia.

Por primera vez la ciudadanía tiene la posibilidad de expresarse para construir una nueva carta fundamental, nacida desde la gente, con paridad de género y con un horizonte de cambios profundos al modelo impuesto por la fuerza y conservado por medio de mecanismos institucionales de dudosa legitimidad democrática.

Como Fenpruss tuvimos la satisfacción de haber entendido, desde el primer momento, la posibilidad que se abría. Dijimos fuerte y claro que participaríamos del proceso constituyente. Nos juntamos y acordamos trabajar por el Apruebo y la Convención Constitucional, sin añadidos ni calificativos que nos distrajeran de la necesidad de obtener un triunfo claro y contundente, marcando el primer paso de un camino que aún tiene por delante varias paradas.

Este domingo 25 de octubre iremos a votar con todas nuestras intactas esperanzas y sueños de una sociedad que se abrace en dignidad y derechos para todas, todes y todos; y que en lo particular, abra la puerta a la construcción de la Salud que Soñamos, la misma que hemos defendido  y modelado en sucesivos documentos y en toda nuestra historia de 25 añosde lucha sindical.

Este domingo vamos a hacer historia: A votar con esperanza Apruebo y Convención Constitucional.

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